LOS MISMOS PERROS CON LOS MISMOS COLLARES
Desde siempre, el nacionalismo español, llamado constitucionalismo para venderlo light, ha tenido candidatos a la Generalitat. Faltaría más. Si en las pasadas elecciones autonómicas el españolismo se volcó apoyando a Arrimadas y su Ciudadanos, hasta convertirlo en el partido más votado, ahora será Illa y su PSC que jugarán ese rol. Intentando recuperar el voto de lo que un día se llamó cinturón rojo/industrial de Barcelona, con una fuerte inmigración andaluza y extremeña, el PSOE y su franquicia, han apostado por alguien que salía en televisión por mor de la pandemia para presentarlo en el circo.
Los sondeos no avizoran grandes cambios en los bloques, sino un reparto diferente que, en el caso del independentismo, será de cambios menores. El botín que deja C´s es grande: hay para que se lleven tajada los fascistas de Vox, los neo-con del PP y el PSC. Al otro lado, el compadreo de ERC con el gobierno central no le permite crecer hasta ser hegemónico, máxime cuando la izquierda más consecuente va a hacer subir a la CUP.
Que el PSC pueda ser un partido apetecible para gobernar, tal y como pregonan una organización absorbida por la socialdemocracia y sin identidad propia como son los Comuns (Colau/Iglesias), y aspira -sin decirlo mucho para no perder votos nacionalistas- ERC, es un insulto a la memoria histórica, pero una descripción exacta de que la famosa Casa Común sigue en pie. Muchos catalanes ven en ello un atentado contra los que sufrieron en carne propia la represión del 1-O y que desde el PSOE -no conviene olvidarlo- se apoyó por vía del 155. Por eso, es muy posible que el PSC crezca, porque arrastrará también votos de la derecha, de los que jaleaban excitado el «a por ellos oé! a los cuerpos represivos. Es el voto útil del régimen.